¿Por qué es sano ponerte como prioridad?
Imaginate que sales de tu casa y ese día tienes la agenda llena de actividades, todo lo que necesitas para ese día está en tu celular: correos, agenda, contactos, lista de actividades, horarios de citas, en fin, absolutamente todo lo que necesitas. Según recuerdas conectaste tu celular en la noche anterior para cargarlo y no tener problemas durante el día de no tener suficiente pila.
Sin embargo, no conectaste bien el celular y cuando inicia tu día con la confianza de que la pila está al 100% te das cuenta de que está al 5% y entras en pánico porque tu cargador se quedó en tu casa, ya que te confiaste de que tu teléfono estaba perfectamente listo para todas las cosas que harías el día de hoy. ¿Te ha pasado alguna vez?.
Si nos preocupamos tanto para tener siempre el celular con la pila al 100%, o la computadora, o la tableta… ¿Por qué permitimos que nuestra propia “pila” esté descargada y no nos permitamos darnos el tiempo para “recargarnos”?.
Quise empezar con esta analogía con el celular porque estamos tan inmersas en la tecnología que ubicamos perfectamente el sentimiento de pánico cuando vemos que nuestro teléfono se está quedando sin pila y dependemos de él para todo: llamadas, mensajes, correos, recordatorios, es decir, absolutamente todo.
Vivimos en un mundo tan acelerado, con tantas actividades que hacer, tantas expectativas que cumplir para los demás: ser la mejor mamá, la mejor esposa, la mejor novia, la mejor empleada, la mejor jefa, la mejor gerente, la mejor directora, sea cual sea los roles que desempeñes en este momento en tu vida, siempre estamos tratando de hacer nuestro mejor esfuerzo para ser la mejor en todo.
Y más que nada, ser la que siempre está pendiente de las necesidades de todas las personas que nos rodean, porque finalmente como mujeres ese es nuestro principal trabajo, ¿no?, cuidar a los demás.
Tenemos la creencia de que por ser mujeres nuestra principal obligación es estar al pendiente y satisfacer las necesidades de todos lo que nos rodean. Nos cuesta trabajo soltar esta creencia muy probablemente por lo que hemos visto en nuestras familias, y la forma en que hemos sido educadas. La mayoría crecimos viendo a nuestras abuelas, mamás siendo las personas que cuidaban de los hijos y esposo, cocinando, limpiando la casa, lavando la ropa, mientras que el papá cumplía con el rol de proveedor.
Las cosas van cambiando poco a poco, sin embargo, si crecimos con los roles tradicionales de que mamá se encarga de la casa y papá provee, entonces parecería normal que sigamos con la idea de que como mujer nuestra prioridad es cuidar a los demás.
Quiero decirte que está bien el cuidar a nuestra familia o a las personas que nos rodean, el problema surge cuando en la lista de prioridades nos olvidamos de nosotras mismas, ahí es cuando el desequilibrio aparece, y si no somos capaces de hacer caso a las señales que nuestro organismo nos da para detenernos y “cargar pila”, llegará el momento en que ya no podrás cuidar a los demás.
Sé que es complicado empezar a cuidar de tí misma, sé que entra un sentimiento de culpabilidad cuando te empiezas a atrever a decir que no a las personas o a las situaciones a las que acostumbraste a decir sí a todo lo que te pedían, sé que los pensamientos que surgen en la mente cuando empiezas a tratarte como prioridad son: Soy egoísta, la gente me va a rechazar, soy incapaz de decir que no a mi jefe o a mis compañeros de trabajo, me van a correr, mi familia me va a dejar de querer si dejo de ayudarlos, mis amigos se van a alejar y me voy a quedar sola.
Lo sé perfectamente porque solía ser de las mujeres que era incapaz de decir que no, hasta que me di cuenta que si la gente me quería por lo que yo hacía por ellos entonces no eran las personas que yo quería tener en mi vida, y en el trabajo cuando empecé a decir no a las tareas que no me correspondía hacer para dedicar mi tiempo a lo que sí era parte de mis funciones, mi desempeño mejoró y la gente a mi alrededor empezó a respetarme más.
Cuando le dices sí a todos los demás, te estás diciendo no a tí misma, te niegas el DERECHO de cuidar de tí misma.
Lo que quiero transmitirte es que no es egoísmo ponerte como prioridad, así como nuestros celulares necesitan cargarse para seguir funcionando, nosotras también necesitamos cargarnos de pila para seguir siendo la mejor versión de nosotras mismas y por consiguiente dar lo mejor a todo lo que nos rodea: pareja, hijos, hermanos, papás, amigos, colaboradores, jefes, trabajo, empresa.
¿Con qué actividad te gustaría empezar para ponerte como prioridad? Pudieras pensar que necesitas hacer grandes cosas, pero no es así, aquí te doy algunos ejemplos que puedes empezar a hacer desde hoy:
Bloquear media hora o el tiempo que decidas en tu agenda para hacer lo que más te guste, y si lo que necesitas hacer en esa media hora es simplemente acostarte a ver una serie o una peli, o simplemente no hacer nada, entonces hazlo… sin remordimiento y sin culpa.
Haz una cita para arreglarte las uñas, o para hacerte un facial, o un masaje. Hazlo tan constante como tu economía te lo permita, y recuerda: sin remordimiento y sin culpa.
Sal a tomar un café con aquella amiga que hace mucho que no ves, y durante ese tiempo enfócate solamente en pasarla bien y divertirte: sin remordimiento y sin culpa, tú también tienes derecho a divertirte.
Si has postergado ir a checarte con el médico, porque te dices que no tienes tiempo, entonces hazte el tiempo para ir. Desafortunadamente muchas mujeres lo postergan argumentando falta de tiempo, pasando por alto algún malestar o síntoma que con el pasar del tiempo podría ser más complicado solucionar. Siempre ten presente que para poder ser capaz de cuidar a los demás primero debes estar bien tú, tanto física como mentalmente, sin remordimiento y sin culpa.
Suelo recomendar lo siguiente: empieza con algo, con la más pequeño, con lo que se te haga más fácil de implementar en tu día a día y cuando forme parte de tu rutina diaria, entonces empieza con otra actividad.
Poco a poco te darás cuenta que no es tan complicado ponerse como prioridad, la gente se dará cuenta de cómo te tratas, y en esa misma medida te empezarán a tratar. Cuando te ocupas de tus necesidades con la misma pasión con la que te ocupas de las necesidades de los demás, empezarás a notar grandes cambios en tu energía, tu salud, tu bienestar físico, mental y emocional.
Recuerda, no es egoísmo darte el mismo amor que les das a los demás, el más grande acto de amor que puede dar a toda la gente que te rodea es ser la mejor versión de tí para dar lo mejor a todo lo que te rodea.
¡DDC y ponte como prioridad, te lo mereces por el simple hecho de ser TÚ!