Cómo superar el Síndrome del Impostor

El síndrome del impostor es creer erróneamente que los logros y éxitos que has tenido en tu vida, se deben a la suerte o a factores externos que no tienen nada que ver con tus habilidades, conocimientos y el arduo trabajo que has tenido que realizar para llegar a donde estás.

El término Síndrome del Impostor, se conoció por primera vez en 1978 en un documento llamado “El fenómeno del Impostor en mujeres de alto rendimiento: dinámica e intervención terapeútica”, estudio que fue realizado por las psicólogas clínicas Pauline R. Clance y Suzanne A. Imes. Y la definición clínica de este síndrome es: La experiencia de sentirse unas farsantes intelectuales.

Este estudio se realizó con mujeres exitosas y fueron descritas de la siguiente manera: “A pesar de los títulos obtenidos, los logros académicos, los éxitos en los exámenes, los elogios y el reconocimiento profesional de compañeros y autoridades respetadas… no tienen una sensación de éxito. Se consideran impostoras”

Si podemos dar tres características definitorias del Síndrome del Impostor, serían:

  1. La creencia de que los demás tienen una visión exagerada de tus destrezas o habilidades.
  2. El miedo a que descubran que eres una farsante y te expongan como tal.
  3. La atribución persistente del éxito, a factores externos, como la suerte o un nivel extraordinario de trabajo arduo.

Como puedes ver, este síndrome es más común en las mujeres, sin embargo los hombres no están exentos de sufrirlo. Si piensas que eres la única que te has sentido como una impostora, estás muy equivocada. Muy probablemente conozcas a las siguientes actores y actrices: Tom Hanks, Michelle Pfeiffer, Jodie Foster, Don Cheadle, Kate Winslet y Meryl Streep, ¡todos ellos han confesado sentirse impostores en algún momento de sus vidas!.

Como mujeres profesionistas, muchas veces nos desempeñamos en áreas que culturalmente han sido dominadas por hombres, por ejemplo: emprendimiento, negocios, ciencia, tecnología y cargos directivas en grandes empresas. Cuando una mujer es exitosa, es más propensa a padecer el Síndrome del Impostor, aunque no se descarta que una lo padezca aunque el trabajo no tenga nada que ver con alguna de estas áreas.

La razón por la que las mujeres somos más propensas a tener este síndrome son:

Las mujeres están programadas para temer el rechazo

Culturalmente, las mujeres cuando se casan deben salir de su entorno familiar y vivir con personas con las que no están relacionadas genéticamente, esto se conoce como exogamia femenina. La tradición humana de exogamia femenina, en oposición a la masculina, implica que las mujeres han vivido más frecuentemente entre desconocidos, mientras que los hombres adultos siempre han vivido entre los suyos.

Las bajas expectativas de la sociedad para las mujeres

Según las expectativas sociales, las mujeres tienen menos expectativas de éxito que los hombres, aunado a que tendemos a ser más inseguras sobre nuestras capacidades y talentos. Nos cuesta más trabajo pedir un aumento de sueldo, nos sentimos más juzgadas si destacamos en nuestra profesión, tendemos a callar lo que pensamos y a no pedir lo que consideramos justo, es decir, se nos dificulta ser asertivas.

El éxito se ve como una cualidad poco atractiva en las mujeres

En 2003, se realizó un experimento entre alumnos de una escuela de negocios a los que se les contó la historia de una persona empresaria. A la mitad se les dijo que la persona en cuestión se llamaba Heidi y, a la otra mitad, que se llamaba Howard. Los alumnos describieron a Howard como un hombre agradable, talentoso y merecedor de respeto, pero calificaron a Heidi de egoísta, la consideraron una mujer con la que no querrían trabajar y a la que no contratarían. ¡Ambos perfiles eran idénticos!; lo único que cambiaba era el género del empresario.

¿Que podemos concluir de este estudio? Cuanto más exitoso es un hombre, mejor es su imagen entre hombres y mujeres, pero cuanto más exitosa es una mujer, peor es su imagen entre hombres y mujeres.

La incongruencia de que por el simple hecho de ser mujer somos más juzgadas severamente por demostrar actitudes y comportamientos que son bien vistos en los hombres, como por ejemplo ser agresivos, asertivos, proactivos, ambiciosos y directos.

La profecía autocumplida

Las mujeres que sienten una mayor inseguridad acerca de sus habilidades y que temen ser descubiertas pueden transformar este creencia en una profecía autocumplida. Como carecen de autoestima y de confianza en sus propios talentos y competencias, tienen una menor tendencia a levantar la voz para ser escuchadas, que teman tomar decisiones y por consiguiente se muestran menos ambiciosas. Este comportamiento provoca que pierdan terreno frente a los homólogos masculinos, lo cual puede alimentar su creencia de -¡Sabía que no era buena!-, y esto a su vez llevarlas a una pérdida de confianza todavía mayor e inicia un círculo vicioso.

Una vez que sabemos de donde proviene el Síndrome del Impostor, y que no somos las únicas en el mundo en padecerlo, ahora vienen las estrategias y consejos para detenerlo cada vez que se presente:

  1. Reflexiona, identifica y reconoce si te encuentras en un ámbito profesional dominado por hombres o si ocupas un puesto directivo, si es así, eres más propensa a padecer el Síndrome del Impostor, y debes ser consciente de que es muy común y que no es culpa tuya.
  2. Piensa en cómo enfocas el rechazo y las críticas. Una parte fundamental del crecimiento son las críticas, pero las mujeres pueden ser más sensibles a ellas que los hombres. Identifica cualquier crítica que recibas y examinala objetivamente para determinar si es cierta o no. Si es cierta, trata de reaccionar con frialdad y aprender, (y si no lo es, ¡defiéndete!)
  3. Para prevenir la profecía autocumplida sobre tus capacidades y talentos, finge esa autoconfianza. Aprende a actuar con seguridad, aunque en el fondo te sientas insegura.

Ejercicio: Los hechos

El primer ejercicio para contrarrestar el síndrome, es analizar los hechos. Por ejemplo, si hiciste una presentación en tu trabajo donde todos te felicitaron, o si te han propuesto una oferta de trabajo, estos son los hechos. Cualquier otra cosa es simplemente tu opinión respecto a esos hechos.

Repasa tu vida hasta este momento y haz una lista de logros, como pueden ser, haber sacado buenas calificaciones en la escuela, promociones en tu trabajo, con el título: Los hechos.

Este es un ejercicio sumamente poderoso ya que mantienes un registro de estos hechos irrefutables sobre tus éxitos, esto es muy útil para mantener los pies en la tierra y ser consciente de que, a pesar de lo que pensemos, los éxitos están ahí, puestos por escrito, y son solamente TUYOS, no obra de la casualidad o de la suerte.

Ejercicio: Identifica tus puntos fuertes

Las personas que sufren el Síndrome del Impostor tienden a centrarse en sus puntos débiles, e ignorar o minimizar cualquier fortaleza que pudieran tener. Aprender a ser consciente de los puntos fuertes es una parte esencial del proceso para derrotar al síndrome. En este ejercicio vas a anotar en una lista:

Diez de tus puntos fuertes: por ejemplo, valor, persistencia, perseverancia, creatividad

Al menos cinco cosas que admires de ti: por ejemplo, cómo has criado a tus hijos, el haber terminado una relación dañina, el haber superado una infancia dura.

Los cinco mayores logros de tu vida: por ejemplo, recuperarte de una enfermedad, haber tomado la decisión de ir a vivir a otro país o a otra ciudad, comprarte una casa, aprender a ser independiente.

Al menos veinte logros: pueden ser tan simples como aprender a usar una computadora o tan complicado como haber terminado una maestría.

Diez cosas que podrías hacer para ayudar a las personas: por ejemplo, pasar más tiempo con tus papás si ya no vives con ellos, ayudar a una fundación con algún apoyo monetario o en especie, escuchar a ese amigo o familiar que sabes está pasando por un mal momento.

Mantén estas listas en un lugar visible y fácilmente accesible. La próxima vez que sientas síntomas del Síndrome del Impostor, ¡repasa las listas y recuérdate que eres una persona tan valiosa como piensan los demás!.

Basado en el libro: El síndrome del impostor de Sandi Mann

¡DDC y cree en tí y en lo maravillosa que eres!

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