Seis excusas a evitar para tener un equipo de alto rendimiento
La Co-elevación es la nueva forma de crear equipos de alto impacto
Todos queremos formar parte de un equipo exitoso en cualquier ámbito de nuestras vidas, personal, laboral, en el deporte que practicas y por supuesto en la familia, ¡si!, tu familia también es un equipo.
Todos soñamos con estar a cargo de un equipo extremo, audaz, proactivo, motivado y sin problemas de comunicación, para concretar cualquier proyecto necesitamos la colaboración de otras personas, aunque no tengamos propiamente el título de jefe de un grupo de personas, debemos conocer cuales son las actitudes que pueden hacer que un proyecto tenga éxito o sea un rotundo fracaso.
A principios de este año, tuve la fortuna de escuchar la conferencia de Keith Ferrazzi, nunca había escuchado sobre él pero de inmediato me llamó poderosamente la atención el mensaje que transmitía: cómo conectar con las demás personas en una mundo completamente virtual ya que por la pandemia todos nos vimos obligados a evitar el contacto físico. Fue en esa época en donde yo estaba viviendo ciertas situaciones complicadas en mi trabajo por no ser capaz de llevar una buena relación con mis compañeros de trabajo.
Sus consejos fueron sumamente valiosos para mi y para aprender más decidí comprar su libro: Liderando sin autoridad (Leading without authority). Me dio otra perspectiva completamente diferente sobre cómo es el nuevo liderazgo, cómo puedes crecer conectando realmente con la gente que te rodea, y lo más importante no necesitas tener el título de Jefe o Gerente o Director, para empezar a formar un equipo de alto rendimiento.
Quiero compartirte uno de tantos aprendizajes que me dejó este libro, empecé con la decisión de evitar algunos comportamientos que no era consciente que yo les tenía y por eso no lograba avanzar. Entendí que si quería formar parte de un equipo exitoso tenía que empezar a cambiar mis actitudes para ser un integrante exitoso. No hay nada peor que querer que los demás se comporten con altos estándares cuando uno mismo tiene un estándar mediocre. Para pedirles a los demás primero hay que dar el ejemplo.
El elemento más importante para un equipo de alto rendimiento es la Co-elevación, significa que cada integrante del equipo haga lo necesario para que todos los demás crezcan, implicando iniciativa para proponer nuevas formas de trabajar, demostrar genuino interés por el crecimiento personal y profesional de cada colega con el que nos toque trabajar, tomar el liderazgo para generar cambios que impacten positivamente en los resultados, aún cuando no esté dentro de nuestras funciones el asumir ese papel de líder.

Para empezar a practicar la Co-elevación hay que evitar estos seis comportamientos:
Excusa #1. Ignorancia
Cuando sabes que el nuevo mundo exige personas que tomen el liderazgo sin esperar a que alguien se los pida, la ignorancia no es un pretexto. No hay excusa para no tomar acción cuando notas que hay un problema que se debe resolver, aunque no es tu trabajo hacerlo. La gente con iniciativa en un medio en donde la mayoría está desmotivado hasta para hacer su propio trabajo, realmente brilla.
Excusa #2. Flojera
Algunas veces fallamos en dar más de lo que nos corresponde porque es mucho trabajo,. El problema es que en el mundo actual, a pesar de la dificultad perfectamente entendible de que tenemos muchas tareas por hacer, no puedes darte el lujo de evitar la responsabilidad de liderar. Si estas con la actitud de: “ese no es mi trabajo”, puedes terminar sin trabajo. Si la misión es importante entonces harás lo que sea necesario para que se realice.
La mayoría de nosotros estamos satisfechos con tener relaciones superficiales con nuestros compañeros del trabajo. Estamos ocupados, el tener amistades más profundas requiere de esfuerzo y tiempo extra.
Para poder liderar necesitas la colaboración de las demás personas, y no puedes llegar de un día para otro a decirles, “tengo las habilidades para que este proyecto se lleve a cabo exitosamente y ustedes me van a ayudar”, si no eres su jefe imagínate que dirán o qué pensarán de ti. Si quieres que los demás se involucren con la misma pasión que lo haces tú, entonces hay que empezar a crear relaciones de mayor profundidad.
El crear mejores relaciones lleva tiempo, y si tiempo es lo que precisamente no tienes, entonces deberás reorganizar tu agente, establecer prioridades y analizar si todo lo que haces actualmente realmente es necesario que tú lo hagas o lo puedes delegar o simplemente dejar de hacerlo. Si tienes un equipo a tu cargo puedes darle la oportunidad de crecer en sus habilidades dándoles mayores responsabilidades.
Si no se te ocurre cómo reorganizar tu agenda, entonces pregunta a las personas de tu confianza qué debes dejar de realizar o hacer menos para que ahorres tiempo, su retroalimentación te puede sorprender.
Excusa #3. Resistencia
Mucha gente se resiste a dar el primer paso para liderar un proyecto o proponer una nueva idea porque se requiere el involucramiento de otras personas o de otras áreas para concretarlo, evitan dar ese paso porque piensan que alguien de mayor jerarquía en el organigrama lo debe hacer, o porque piensa: no me pagan para hacer eso.
Puedes llegar a pensar: no es mi trabajo ser el coach de mis compañeros, pero si el hacerlo va a permitir que se cumplan las metas que les ponen y por ende todos serán beneficiados económicamente, entonces tal vez sí es tu trabajo coachear a tus compañeros. Si alguna vez te cachas resistiéndote a proponer algo nuevo porque piensas que eso le corresponde a tu jefe hacerlo, no solamente te estás decepcionando a ti mismo, sino también estás decepcionando a la empresa en la cual trabajas, estás haciendo trampa y eso no es digno de un profesionista.
Excusa #4. Jugar el papel de Víctima
Una de las mejores cosas que te pueden pasar cuando tienes la mentalidad de liderar es que puede curar la enfermedad de verte a ti mismo en el papel de víctima.
Cuando las personas o las situaciones te decepcionan, no huyas, no te resignes o te sumerjas en la autocompasión. Toma una actitud racional y asume tu responsabilidad para solucionarlo.
Muy probablemente escuches en tu trabajo o incluso seas de las personas que se quejan y culpan a los demás de que los resultados no se están dando, de que la compañía les exige demasiado y eso es muy injusto. Muchas veces los obstáculos para llevar a cabo un proyecto están dentro de la empresa, más que en la competencia externa.
Creo firmemente que todos en algún momento de nuestra vida, hemos jugado el papel de víctima, culpando a los demás porque no hemos logrado lo que nos proponemos y no asumimos la responsabilidad de que si las cosas no se han dado es porque no hemos hecho lo suficiente para que esto suceda, es más fácil señalar a los demás y jugar el papel de víctima.
Yo no me di cuenta a tiempo que si no he crecido profesionalmente es porque no he tenido el valor de demostrar a los demás todo lo que sé y la experiencia que he adquirido durante todos los años que he laborado en la empresa donde estoy actualmente. Mi creencia era: a las mujeres no se nos da la oportunidad de crecer. Cuando en realidad lo que pasaba es que yo pensaba que los demás se darían cuenta de mi potencial y de todo lo que puedo ofrecer, fue un duro golpe para mí el darme cuenta de que no era obligación de los demás notarme, sino es MI responsabilidad comunicar mi deseo de crecer y demostrar con hechos el porqué sí soy capaz. Durante muchos años jugué el papel de víctima sin querer darme cuenta.
En lugar de hacer lo que nos corresponde para obtener los resultados que deseamos, jugamos el papel de víctima, aferrándonos a la mentalidad de que si no alcanzamos nuestro máximo potencial es por culpa de los demás.
Cuando aceptamos la idea de que es nuestra responsabilidad hacer que las cosas pasen, la excusa de que somos víctimas de las circunstancias desaparece. El entender esto nos da total libertad para actuar.
Excusa #5. Ser cobarde
Si algo te da miedo, hazlo con miedo, es puede ser una extraordinaria oportunidad para crecer. Muchas veces fallamos en tomar la iniciativa para hacer algo diferente porque somos muy tímidos, tenemos miedo al conflicto o tenemos pavor a fallar y sobre todo a ser rechazados. Las inhibiciones que sentimos están en nuestra cabeza, pero nuestros miedos están fuertemente arraigados en nosotros.
A la mayoría no nos gusta la confrontación. Se ha demostrado en diferentes estudios que el dolor del rechazo no es diferente de un dolor físico. Pero conforme vas confrontando ese temor, se vuelve cada vez más fácil el hacer cosas que nos incomodan.
Si vemos que algo no está bien y tenemos una idea para solucionarlo, el quedarse callado para evitar el conflicto y el rechazo puede ser muy cómodo por el momento, pero a la larga pueden haber consecuencias negativas e incluso, puedes perder el trabajo porque esa situación no se solucionó y la empresa tuvo que hacer recortes de personal.
Ten la valentía de levantar la voz, proponer, dar una idea, tomar la iniciativa de liderar una actividad, esa puede ser la diferencia de conservar o perder tu trabajo.
Excusa #6. Querer tener siempre la razón
En las situaciones en que creemos tener la razón somos resistentes a renunciar al resentimiento, coraje o frustración. Cuando una relación está tensa, podemos ser demasiados orgullosos y ser muy contundente en que los demás están equivocados o ser incapaz de ver el conflicto desde otra perspectiva. Pero no hay pretexto de seguir aferrándose a tener siempre la razón si eso juega en contra para lograr nuestro éxito personal o profesional.
El resentimiento puede ser perjudicial para nuestra salud mental y productividad. Cuando no soltamos el deseo de tener siempre la razón en el trabajo, nuestras relaciones empeoran socavando las oportunidades de crecer sin darnos cuenta.
El peor escenario que se puede dar en una relación profesional es que dos o más personas piensen que tiene la razón y los demás están equivocados, esto puede causar daños muy costosos a una empresa y se pueden perder innumerables oportunidades de crecimiento personal y éxito profesional.
¡Recuerda que la solución está en ti! Rompe con ese deseo constante de hacer juicios negativos sobre los demás, pensar que están equivocados, que no tienen la vasta experiencia que tú tienes para resolver determinado problema y que en lugar de ayudar van a dejar las cosas peor de lo que estaban. Hay un alto costo profesional, emocional y físico permanecer en esta creencia de que tenemos la razón lo que nos deja atorados en un estado constante de resentimiento. Debemos soltar ese poder de querer hacer siempre las cosas a nuestra manera.
Si al leer estas seis excusas te has identificado con varias de ellas, empieza hoy cambiando una actitud que consideres no te está ayudando para pertenecer a un equipo de alto rendimiento, querer cambiar varias actitudes al mismo tiempo puede provocar que te sientas abrumado y desistas de hacer cualquier cambio. Cómo siempre he dicho, empieza con algo, con lo que quieras, pero empieza hoy.
Basado en el libro: Leading without authority de Keith Ferrazi y Noel Weyrich
¡DDC y deja de poner pretextos para cambiar!