LAS CUATRO REGLAS PARA LA TOMA DE DECISIONES

¿QUÉ ES LA TOMA DE DECISIONES?

Tomamos decisiones todos los días. Estas decisiones van desde las pequeñas y aparentemente insignificantes: ¿qué debo desayunar? – a potencialmente cambiar la vida – ¿debería quedarme en este trabajo o comenzar de cero en otro lugar? Cómo tomar una decisión puede no parecer tan importante cuando se trata de pequeñas cosas, pero cuando se trata de cómo tomar una gran decisión, las consecuencias son mucho más impactantes.

Cuando se trata de tomar decisiones difíciles, no hacer nada es una alternativa pero puede ser la ser peor opción. Cuando te das cuenta de que todo lo que nos pasa en la vida nos sirve para aprender, incluso una mala decisión es una lección que te ayudará a seguir adelante con más sabiduría. Aunque no siempre se toman decisiones de vida o muerte, se puede perder un tiempo muy valioso postergando las pequeñas decisiones de tu vida.

A veces, los métodos que usamos para tomar decisiones nos crean desafíos adicionales. Sin embargo, si decidimos seguir un camino específico para mejorar nuestra toma de decisiones, podemos superar los obstáculos más rápidamente y lograr nuestro objetivo final más rápidamente. Con estas estas cuatro reglas sobre cómo tomar una decisión, te preparará para contar con la claridad que necesitas al momento de tomar tu próxima decisión.

REGLA 1: ESCRÍBELO

Todas las decisiones importantes o difíciles deben tomarse en papel. Si intentas aprender a tomar una decisión en la vida usando solo tu cabeza, comenzarás a pensar e imaginar los peores escenarios y antes de empezar ya te habrás rendido.  Al escribir las cosas, tendrás una lista física que te ayudará a ver el obstáculo u oportunidad claramente frente a ti. Esto alivia la presión de la situación y permite que tu mente se concentre en la tarea que tienes entre manos, en lugar de caer en la duda. Recuerda, dónde va tu atención va tu energía. Si no puedes concentrarte en la decisión y, en cambio, te envuelves en tus propios pensamientos, tu energía se dispersará.

Según la psicología de la tríada emocional, tu fisiología, enfoque y lenguaje están interconectados. Cuando modificas una de esas piezas, las otras también cambiarán para adaptarse a las nuevas circunstancias. A medida que te concentres en el tema en cuestión, tu fisiología y tu lenguaje también se sintonizarán con la situación. Presta mucha atención mientras escribes la decisión que estás tratando de tomar. Cuando evalúas los posibles costos y beneficios, presta atención a cómo responde tu cuerpo. ¿Tienes una reacción intuitiva? Es probable que tu cuerpo te envíe señales, así que prepárate para interpretarlas.

Además, presta atención a tu propio idioma mientras escribes la decisión. Las palabras que elijas revelarán tu disposición al respecto. Si estás utilizando un lenguaje positivo para describir la decisión, es probable que estés potencialmente emocionada por ella. Por el contrario, si estás utilizando un lenguaje negativo, es una buena indicación de miedo. Examina qué hay detrás de este lenguaje para comprender que está impulsando esta decisión en particular. Por ejemplo, si estás tomando una decisión importante y tu lenguaje es negativo, podrías estar impulsado por el miedo. Una vez que te des cuenta de esto, puedes usar el miedo antes de que te use a ti. Pregúntate si la decisión es imprescindible para ti con el fin de alcanzar otra meta. Si es así, ten en cuenta que nada se interpondrá en tu camino para lograr ese objetivo y convierte el miedo en un impulsor en lugar de un obstáculo. Al reconocer la emoción, puedes quitar algo del poder de esa respuesta emocional y descubrir cómo tomar una decisión importante con calma.

REGLA 2: ACLARA TUS SENTIMIENTOS

Una vez que hayas decidido que una decisión es “imprescindible” para ti, es hora de ser transparente contigo misma sobre el significado de esa decisión. Cuando se trata de cómo tomar una gran decisión, hay que tener muy claro lo que realmente quieres y por qué lo quieres.  Tienes que ser absolutamente clara sobre tu resultado y tu propósito y ser capaz de visualizarlo como si ya hubiera ocurrido.  Si olvidas las razones detrás de tu decisión, no lo cumplirás. ¿Por qué sigues este camino? ¿Esta decisión te beneficiará mental, física o profesionalmente?

Cuanto más claramente puedas definir tu propio razonamiento, más probable será que te sientas satisfecha de haber tomado la decisión correcta, independientemente del resultado. Es posible que sepas que una decisión es la correcta, pero te sientes tentada a elegir el camino más fácil o el camino de la inacción. No hagas esto. Cuando sepas que una decisión es la correcta para ti, recuerda tu razonamiento y repítelo hasta que creas que puedes hacerlo.

REGLA 3: DEJA IR EL MIEDO

Cuando se trata de cómo tomar una gran decisión, no permitas que el miedo arruine tu vida.  Una de las cosas clave a tener en cuenta al aprender a tomar una decisión que cambia la vida es que tenemos miedo de que las cosas no salgan bien. No esperes la certeza absoluta porque casi nunca la obtendrás. El miedo puede ser una excusa para permanecer en una situación que ya no te está funcionando. El miedo puede sentirse cómodo porque te mantiene en un patrón de inacción. Lo más probable es que el camino de la inacción sea menos aterrador porque se siente más familiar, pero esta inacción te impedirá dar el siguiente paso para avanzar en cualquier aspecto de tu vida.

Tienes que arriesgarte. Una de las formas de hacer esto es tener un proceso consistente sobre cómo tomar una decisión. Tener un proceso establecido te dará algo de la certeza que necesitas para actuar en medio de la duda que casi siempre acompaña a las decisiones importantes. Este proceso te ayudará a concentrarte en cómo tomar una gran decisión.

REGLA 4: RECONOCE TUS VALORES

La toma de decisiones es una declaración de valores. Muchas veces es difícil tomar una decisión porque no solo se obtiene un resultado; a menudo, hay muchos. Al crear una estrategia sobre cómo tomar una decisión en la vida, tendrás que preguntarte: “De todas estas cosas que quiero, ¿cuál es realmente la número uno para mí? ¿Cuál es el número dos? ¿Cuál es el número tres?.  Por ejemplo, ¿estás más enfocada en desarrollar una mejor relación con tu pareja o estás más preocupada por crear una carrera satisfactoria? ¿Preferirías alcanzar tus objetivos o generar más confianza en tu lugar de trabajo?  Es posible que no obtengas todas las cosas por las que estás trabajando, pero es probable que estés mejor de lo que estás ahora. Si tienes claras tus prioridades, te resultará mucho más fácil lograr el mejor resultado para tu vida.

¡DDC y atrévete a tomar decisiones!

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