Dos pasos para cambiar tu identidad
Cambiar la identidad no significa que dejes de ser tú mismo, ni que dejes de creer o vivir de la forma en que lo haces, el cambio de identidad va más allá de eso. Empecemos por la definición de la palabra IDENTIDAD: Conjunto de rasgos o características de una persona o cosa que permiten distinguirla de otras en un conjunto. De hecho, la palabra identidad originalmente se deriva de los términos en latín essentitas, que significa ser o existir, e identitem, que significa repetidamente. Tu identidad es, literalmente, la repetición de existir.
Si la persona que eres ahora no te está llevando a donde quieres ir, entonces es momento de construir una nueva identidad.
Tu identidad surge a partir de tus hábitos. No naces con un sistema de creencias preestablecido. Cada creencia, incluyendo lo que crees acerca de ti mismo, es aprendido y condicionado a partir de tu experiencia. Todo inicia a partir de tus HÁBITOS, que son la manera en cómo construyes tu identidad. Cuando llegas puntual a todas tus citas encarnas la identidad de una persona responsable, cuando entrenas todos los días, encarnas la identidad de una persona sana. Mientras repites una conducta más refuerzas la identidad asociada con dicha conducta.
Para cambiar la forma en que te percibes a ti mismo, hay que empezar cambiando tus hábitos, ¿quieres ser una persona más comprometida con tu desarrollo y crecimiento personal? Haz cosas que te den la evidencia que eres una persona comprometida con tu desarrollo como por ejemplo: leer todos los días, cambiar tu alimentación, meditar todos los días… cualquier actividad que consideres necesario hacer para encarnar a una persona comprometida con su desarrollo y crecimiento.
Cualquiera que sea tu identidad en este momento, tú crees en ella porque tienes evidencia de que existe. Si siempre cumples lo que prometes, tienes evidencia de que eres confiable. Si vas al gimnasio a pesar del mal tiempo, tienes evidencia de tu compromiso con el entrenamiento físico. Entre más evidencia tienes para conformar una creencia, más firmemente creerás en ella.
Tus hábitos, por supuesto, no son las únicas acciones que influyen en tu identidad, pero por la frecuencia con la que lo haces, sueles terminar siendo las más importantes. Cada experiencia de vida moldea tu autoimagen, pero sería improbable que te consideraras un escritor porque redactaste un informe en tu trabajo, o un corredor de maratones porque te compraste un par de tenis. En cambio, si repitieras estas acciones con frecuencia, la evidencia se acumuluaría y tu autoimagen comenzaría a cambiar.
El efecto de los hábitos se refuerza conforme pasa el tiempo, mientras más repitas una actividad mayor evidencia tendrás para la construcción de tu nueva identidad. Esto se logra gracias a un cambio gradual. No cambiamos por arte de magia de un día para otro y decidimos convertirnos en alguien completamente nuevo. Cambiamos poco a poco, día a día, hábito a hábito.
Cada acción que realizas es un punto a favor del tipo de personas en la que deseas convertirte. Una acción aislada no va a cambiar tu sistema de creencias, pero conforme los puntos a favor se acumluen, también se irán sumando las evidencias que soportan tu nueva identidad. Esta es una de las razones por las cuales el cambio significativo no requiere cambios radicales. Los pequeños hábitos pueden provocar una diferencia significativa al proveer evidencia de una nueva identidad. Y si un cambio es significativo, también es un gran cambio. Esa es justamente la paradoja de hacer pequeñas mejoras continuamente. Al poner todo esto en un mismo plano, podrás darte cuenta de que los hábitos son el camino que conduce al cambio de identidad. La manera más práctica de cambiar quien eres, es cambiar lo que haces.
- Cada vez que haces ejercicio eres un atleta
- Cada vez que corres eres un corredor
- Cada vez que motivas a tus empleados eres un líder
- Cada vez que dices la verdad eres confiable
Cada hábito no solo te ayuda a obtener resultados, también te enseña algo mucho más importante: Te enseña a confiar en ti mismo. Comienzas a creer que realmente puedes alcanzar eso que te propusiste lograr. Cuando los puntos a favor se acumulany la evidencia comienza a cambiar, la historia que te cuentas a ti mismo empieza a cambiar también.
Por supuesto, esto también funciona en sentido opuesto. Cada vez que eliges realizar un hábito negativo, este hábito también cuenta como un punto o voto para construir tu identidad. La buena noticia es que no necesitas ser perfecto. No importa si algunas acciones que realizas se van por el lado de los hábitos negativos e improductivos. La meta es conquistar la mayoría de actividades para el lado de los hábitos positivos.
Para hacer un cambio decisivo de identidad solo hay seguir dos pasos:
- Decide qué tipo de persona quieres ser.
- Demuéstratelo a ti mismo mediante pequeñas victorias continuas.
Primero decide quién quieres ser. Esto se aplica a cualquier nivel: para una persona, para un equipo, para una comunidad, para una empresa ¿Que deseas representar? ¿Que tipo de principios y valores quieres defender? ¿En quién quieres convertirte?.
Estas últimas son grandes preguntas y muchas personas no saben ni siquiera cómo comenzar a lidiar con estos temas. Sin embargo, todos saben los resultados que desean obtener: cuerpo perfecto, o reducir sus niveles de ansiedad, o ser CEO de su propia compañía o ser el mejor vendedor de la empresa, o incrementar su salario al doble. Eso está bien, es válido. Puedes comenzar desde el tipo de resultados que quieres alcanzar y luego ir hacia atrás y construir el tipo de persona capaz de obtener esos resultados. Pregúntate a ti mismo: ¿quién es la persona que puede obtener los resultados que quiero alcanzar? ¿Qué tipo de persona puede vender al mayor número de clientes? ¿Qué tipo de persona puede perder 20 kilos? ¿Qué tipo de persona puede empezar una nueva empresa exitosa? ¿Qué tipo de persona puede hacer que su área tenga el mejor resultado de la compañía?.
Por ejemplo, ¿qué tipo de persona puede ser un buen líder para su equipo de trabajo? Probablemente alguien que es responsable, escucha a su equipo y los motiva a ser mejores personas. Una vez que defines esto, tu enfoque puede cambiar. En lugar de concentrarte en ser un buen líder (enfoque basado en resultados), te enfocas en convertirte en una persona responsable, que escucha y motiva a sus colaboradores (Enfoque basado en la identidad).
Este proceso te conduce a un sitema de creencias como el que sigue:
- Soy la clase de profesionista que se compromete a lograr los objetivos.
- Soy la clase de amiga que ayuda a los demás cuando lo necesitan.
- Soy la clase de líder que aboga por sus empleados.
Una vez que defines la clase de personas que quieres ser, puedes empezar a dar pequeños pasos para reforzar tu identidad deseada. Si eres un emprendedor que quiere ofrecer sus servicios o su producto, tendrías que hacer las siguientes preguntas: ¿qué es lo que un emprendedor haría: conocer a más gente o quedarse en casa viendo netflix?, ¿un emprendedor invertiría en su negocio o gastaría su dinero en comprarse algo que no necesita?, ¿un emprendedor trabajaría una hora a la semana en su proyecto o trabajaría todos los días para lograr resultados?. Si actúas como un emprendedor deseoso de tener éxito invariablemente te convertirás en un emprendedor exitoso.
Tus hábitos moldean tu identidad y tu identidad moldea tus hábitos, es una calle de dos sentidos. La formación de todos los hábitos es un circuito de retroalimentación, pero es importante que dejes que tus valores, tus principios e identidad conduzcan el circuito en lugar de permitir que sean los resultados los que lo guíen. el enfoque debe estar siempre en convertirse en el tipo de persona que puede alcanzar una meta, no en la meta en sí.
LA VERDADERA RAZÓN POR LA QUE LOS HÁBITOS IMPORTAN
El cambio de identidad es la estrella polar que guía el cambio de hábitos. ¿Te estás convirtiendo en la persona que quieres ser?. El primer y más importante paso de este proceso no es qué o cómo, sino quién. Necesitas saber quién quieres ser, por esto es tan importante comenzar en ese punto.
Tu tienes el poder de cambiar tus creencias acerca de ti mismo, tu identidad no está grabada en piedra. En todo momento tienes el poder de elegir. Puedes elegir la identidad que quieras reforzar el día de hoy con los hábitos que escojas hoy. Construir mejores hábitos no consiste en desperdiciar tu día en descubrir técnicas ingeniosas para hacer tu vida más fácil. No se trata de usar hilo dental cada noche ni de tomar duchas frías cada mañana o de usar la misma ropa todos los días. No se trata de alcanzar determinados indicadores superficiales de éxito como ganar cierta cantidad de dinero, perder peso o reducir el nivel de estrés. Por supuesto, los hábitos positivos pueden ayudarte a alcanzar este tipo de objetivos y más pero en el fondo los hábitos no consisten en obtener algo. Los hábitos consisten en convertirte en ALGUIEN.
En última instancia, tus hábitos importan porque te ayudan a convertirte en el tipo de personas que deseas ser. Son el canal a través del cual desarrollar y cultivar las creencias más profundas acerca de ti mismo. De manera estrictamente literal, te conviertes en tus hábitos.
¡DDC y sé la persona que logra grandes cosas!