Cómo crecen las mujeres. Rompe los 12 hábitos que te detienen para conseguir tu próximo ascenso, promoción o trabajo
Hábito 8. La enfermedad de complacer
Tratar de ser siempre una mujer que da todo a todos los demás es una trampa muy peligrosa. El deseo de ser maravillosa bajo cualquier circunstancia, ser agradable y considerada con todos a tu alrededor para sentirte bien, es conocido como: La enfermedad de complacer y se considera que prevalece mayormente entre mujeres.
Si eres una persona crónicamente complaciente, sabes de que te estoy hablando, muy probablemente te has dado cuenta que el ser de esta forma es perjudicial para ti pero no puedes evitarlo. Acostumbras decir SI a todo, aunque sabes que no tendrás el tiempo suficiente para hacerte cargo de todo lo que te has comprometido. Tal vez desperdicias horas escuchando a personas que parecen disfrutar quejarse de lo mal que les va, te compadeces de ellos y por eso no puedes evitarlos, quedándote atrapada de un ambiente tóxico sin saber cómo salir de ahí.
La enfermedad de complacer puede contaminar tu habilidad de tomar decisiones claras porque siempre estás tratando de dividirte entre la necesidad de tener el consenso de los demás o evitar ofenderlos. Esta situación puede afectar tu juicio dejándote vulnerable ante personas que saben cómo usar tu sentido de culpabilidad para manipularte. Además te deja sin la capacidad de actuar con autoridad por miedo a decepcionar a los demás o hacerlos infelices.
Este deseo de complacer incondicionalmente a todos los que te rodean puede ser muy dañino para tu carrera. Pero, ¿Qué te hace ser de esta forma y cómo romper este hábito?.
Como las perfeccionistas, las que complacen a los demás de forma crónica tienen problemas para delegar. Las perfeccionistas se resisten porque creen que nadie puede hacerlo mejor que ellas, mientras que las complacientes están motivadas por el deseo de ayudar a los demás evitando ser una carga o decepcionarlos porque han confiado en ellas en el pasado.
Muy probablemente eres consciente de estos inconvenientes y sigues estancada en complacer a todos porque has puesto mucho tiempo, esfuerzo y energía en demostrarles que eres una buena persona y no quieres que dejen de pensar eso de ti. Este deseo de ser complaciente es una conducta más común entre las mujeres. ¿Porqué?
La respuesta es una combinación de factores, una razón es porque a las niñas se nos recompensa tanto en casa como en la escuela por ser obedientes, por ayudar a cuidar a nuestros hermanos pequeños, ser agradables y buenas niñas. Y las organizaciones a menudo conducen a mujeres a puestos de ayuda en los que se las juzga por su capacidad para satisfacer las necesidades de los demás. Incluso mujeres en puestos de alto nivel jerárquico tienden a ser recompensadas cuando cumplen con las expectativas con acciones que tienen que ver con complacer que con acciones relacionadas a tomar decisiones asertivamente o cuando actúan con firmeza.
Complacer también nos da la oportunidad a las mujeres de poner en práctica las fortalezas que hemos desarrollado a través de millones de años de evolución y que son propias de nuestra naturaleza: cuidar, proteger y tener la sensibilidad para saber cuando alguien está molesto, preocupado, con miedo o deprimido. Estas son habilidades que hemos perfeccionado a través del tiempo. Obviamente estas habilidades tiene muchas ventajas no solamente en el ambiente laboral sino también en el familiar. La habilidad de leer las necesidades de los demás nos beneficia cuando se trata de motivar, comprometer y comunicarnos con clientes, pares y jefes.
Sin embargo, cuando los demás te perciben como una persona servicial y con una gran necesidad de agradar a los demás, esas características pueden opacar otras cualidades que tienes y en lugar de ayudarte a crecer juegan en contra tuya. Mientras que el deseo de complacer a todos pudo ayudarte en los inicios de tu carrera, hoy puede impedir que sigas desarrollando tu carrera profesional perjudicando tu capacidad para demostrar tu liderazgo.
Si acostumbras a ayudar a los demás, resolver todos los problemas incluyendo los que debe solucionar tu equipo, no harás más que crear resentimiento hacia ti, todo lo contrario a lo que quieres lograr, tus colaboradores se sentirán inútiles porque siempre estás ahí entrometiéndote en sus funciones. Como líder, hay que dar la oportunidad de que todos crezcan y aprendan de sus propios errores.
Las personas complacientes sienten una gran necesidad de quedar bien con todos, por eso se desviven por ayudarlos, le dan una gran valor a lo que los demás pueden decir o pensar de ellas. La realidad es que nadie puede controlar lo que digan o piensen de nosotras, y esa es una dura realidad que se debe afrontar.
¿Cómo eliminar o disminuir la enfermedad de complacer? Analiza cuidadosamente cuáles son tus prioridades en la vida. No lo que podría agradar a los demás, no lo que puedes hacer para que todos piensen que eres la persona más maravillosa con la que les ha tocado trabajar, sino en lo que quieres ser y lograr en la vida desde lo más profundo de tu corazón. Debido a todas las presiones que tenemos a nuestro alrededor sobre lo que debemos ser y hacer, hoy más que nunca tenemos que hacer a un lado todas esas distracciones y “requerimientos de la sociedad”, y concentrarnos en lo que realmente anhelamos lograr sin sentirnos culpables por no complacer a los demás.
¡DDC y enfócate en lograr lo que realmente quieres para ti!