Cómo crecen las mujeres. Rompe los 12 hábitos que te detienen para conseguir tu próximo ascenso, promoción o trabajo
Hábito 11. Rumiando
Si te aferras a tu pasado, probablemente te pasas la mayor parte del tiempo pensando en situaciones complicadas que viviste. Enfocas tu energía en revivir y tratar de cambiar lo que pudo haber pasado en lugar de aceptar lo que ya fue. Te dices a ti misma que vuelves a repasar lo que sucedió para entender lo que salió mal, pero en cierto punto pensar una y otra vez en lo mismo empieza a desgastarte e impide que avances.
Tanto hombres como mujeres se desvían de su presente enfocándose en el pasado, pero generalmente lo hacemos de forma diferente. Los hombres tienden a culpar a los demás, escudándose en que lo que salió mal no fue su responsabilidad. El resultado final es enojo.
Mientras que nosotras las mujeres nos culpamos por lo que salió mal (aunque la culpa no haya sido nuestra), buscamos constantemente los errores que cometimos y los repetimos una y otra vez en nuestras mentes. Esta acción de recordar y enfocarte mentalmente en tus errores, arrepentimientos y experiencias negativas se le conoce como “Rumiar”. Es un hábito de nuestra mente que se da mayormente entre nosotras, no solamente porque pasamos mucho tiempo reviviendo nuestros problemas, sino porque somos más propensas a pensar que todo lo que salió mal fue por nuestra culpa.
No tengo que decirte que este hábito no nos ayuda mucho para nuestro crecimiento. La palabra rumiar nos da una pista de porque este hábito que debemos dejar de hacer se llama de esa forma, los rumiantes son animales como las vacas o cabras que para alimentarse mastican durante períodos prolongados.
Si acostumbras pasar el tiempo “rumiando”, puedes justificarte pensando que estás “reflexionando sobre tus errores para no volver a cometerlos”, o tal vez en tu subconsciente crees que te “mereces” sentirte terrible por lo mal que lo hiciste. Lo que realmente estás haciendo es regañándote, diciéndote cosas muy duras y enganchándote en situaciones que ya no puedes cambiar. La energía que gastas sintiéndote terrible no te permite avanzar y disminuye tu capacidad de ser objetiva.
SENTIRSE PEOR Y QUEDARSE ESTANCADA
Rumiar es contraproducente por dos razones: la primera es que siempre te hace sentir peor, y segundo te incapacita para resolver tus problemas.
Te sientes peor porque tu cerebro se acostumbra a recriminarte, y aún cuando sea la más mínima equivocación que hayas cometido (todos los días cometemos errores), empiezas a decirte cosas como: ¿Porque dije eso?, ¿En qué estaba pensando?, ¿Cuándo voy a dejar de ser tan tonta?, ¿Cuándo voy a aprender?, ¿Qué me está pasando?. Las respuestas que te das a cada una de esas preguntas con toda seguridad no son las más sanas, y mientras más te la repites más refuerzas este mal hábito de rumiar. Estas acusaciones que te haces a ti misma pueden conducirte a un estado depresivo que será muy complicado salir de ahí.
Cuando te la pasas rumiando inhabilitas tu poder de tomar acción para resolver la razón por la que estás rumiando, las personas que viven con esta hábito constantemente analiza la situación que salió aún cuando ya la hayan solucionado, se sienten “cómodas”, reviviendo el error. Se justifican pensando que son productivas porque así podrán hacerlo diferente cuando se presente alguna situación similar, pero el hecho de mantenerse “ocupadas rumiando”, posponen el cambio de conducta que necesitan hacer para evitar seguir auto castigándose tan duramente.
Otra de las razones por las que somos más propensas a rumiar, es por el alto valor que le damos a las relaciones que tenemos con los demás, le damos mucha importancia a lo que piensen y digan de nosotras, solemos pensar que hay un significado oculto detrás de lo que nos dicen, éstas son algunas preguntas que nos hacemos cuando caemos en el hábito de rumiar: ¿Por qué dijo eso?, ¿Fue algo que yo hice?, ¿Habrá malinterpretado lo que le dije?, ¿Esto quiere decir que no confía en mí o que le caigo mal?.
SIGUE ADELANTE
Si ya te diste cuenta que eres de las personas que han caído en este hábito inconscientemente y quiere salir de él porque ya sabes el daño que te estás haciendo, es momento de seguir adelante. Por supuesto, el mejor momento de detenerte es antes de que se convierta en hábito, sin embargo siempre puedes hacer un cambio cuando realmente estás convencida de que ya no quieres seguir gastando energía en lo que ya pasó y no puedes solucionar.
Nuestros mejores maestros para aprender cómo salir de este mal hábito son los hombres, su forma de solucionarlo es muy sencilla, simplemente le dan la vuelta a la página y siguen adelante, no se enfrascan en autocastigarse y culparse por algo que ya está en el pasado. Muchas veces lo más sencillo es lo más efectivo, la próxima vez que caches rumiando recuerda cómo lo solucionaría un hombre: le dan la vuelta y siguen adelante.
El hábito de rumiar es una gran amenaza para la carrera profesional de una mujer, puede dejar estancada incluso a la profesionista más destacada y talentosa. Y si en este momento estás en un nivel jerárquico donde necesites verte como una mujer segura de sí misma y tomando decisiones arriesgadas, este mal hábito puede ser un gran detractor.
¡DDC y ponle un alto a todos esos pensamientos que te mantienen estancada!