4 pasos para cambiar tu lenguaje y mejorar tu calidad de vida

Nuestras palabras son el medio para expresar y compartir nuestras experiencias con los demás, pero es posible que no nos demos cuenta del impacto que tienen las palabras que usamos diariamente. “Las palabras que utilizas para describir tu experiencia se convierten en tu experiencia. El lenguaje es una de las claves para cambiar tu mente, tu cuerpo y tus resultados”.  Si tu diálogo interno interno es negativo, es probable que tus experiencias externas también lo sean.

Al cambiar tu vocabulario habitual, las palabras que usas constantemente para describir emociones, puede cambiar instantáneamente cómo piensas, cómo te sientes y cómo vives. Cuando cambias tus palabras, cambias tu forma de pensar.

¿Cómo pueden las palabras inspirar el cambio? Haz que tu vocabulario interno sea más positivo, las experiencias externas positivas que descubrirás te van a sorprender. Este es el poder del vocabulario transformador: usar conscientemente tus palabras para mejorar y cambiar tu vida.

¿Porqué es tan difícil cambiar tus palabras y tu forma de pensar?

El idioma español tiene alrededor de 88,000 palabras. Sin embargo, el vocabulario del día a día de la persona promedio consta de solo 2,500, el 0,02% de todo el idioma. 

Con todas estas formas disponibles de expresar nuestros sentimientos e ideas, ¿por qué nos sentimos cómodos con un vocabulario tan pobre? Nuestros cerebros están trabajando a altas velocidades, procesando información y trabajando para ser más eficientes. Como resultado, recurrimos a usar el mismo vocabulario una y otra vez. 

Cómo cambiar tus palabras

Al cerebro humano le gusta simplificar. Conserva energía y también nos mantiene atascados en los mismos hábitos que no siempre nos benefician. Al cerebro también le gusta la certeza, una de nuestras principales necesidades humanas. Cierta certeza es beneficiosa, pero demasiada nos impide crecer. Para cambiar tus palabras, y cambiar tu vida , necesitas superar estas dos tendencias humanas innatas y cambiar tu forma de pensar.

 1. Comprende el poder de etiquetar tus experiencias

Cuando tienes una experiencia que no has logrado superar como: perder a un ser querido, terminar una relación significativa para ti, una discusión con un miembro de tu familia que provocó que se distencien. ¿Cómo describes esas experiencias? Dolorosas, decepcionantes, insoportables, imposibles de superar…

En la forma en que te describes y etiquetas cada una de las experiencias que tienes en tu vida, es tu reacción emocional hacia ellas, la historia que le asignas genera todas las emociones que te produce al recordarlas. En este punto radica la importancia de entender el poder que tiene el significado que le das a cada suceso de tu vida. Y no solamente me refiero a situaciones pasadas, sino las experiencias que vives en el día a día.

Si quieres cambiar tu reacción y emoción que surge cuando algo no te gusta, cambia las palabras o etiquetas que asignes a esa situación.

2. Identifica cómo es tu diálogo interno

Haz una lista de las emociones que sientes al menos una vez a la semana, tómate diez minutos y escribe todas esas emociones que sientes al menos una vez a la semana. ¿Cuántas escribiste?, ¿cuántas fueron negativas y cuantas positivas?, probablemente prevalecieron las negativas.

Esto demuestra el diálogo interno que utilizas habitualmente, si de 10 palabras que describen tus emociones 7 son negativas, ¿cómo es tu estado anímico y tu calidad de vida en el día a día?, con toda certeza no muy positivo.

¿Alguna vez te has tomado el tiempo de pensar qué palabras usas habitualmente y cómo afectan tu vida y bienestar? El diálogo interno negativo y cómo etiquetas tus emociones son el resultado de tus creencias limitantes y afectan todas tus emociones , lo que a su vez afecta tus decisiones, comportamientos y experiencias de la vida.

¿Qué pasaría si a una persona se le pidiera esta misma lista y enumerara 30 emociones positivas? ¿Qué tan feliz y satisfecha crees que es esa persona en la vida?

El problema es que nuestra forma de reaccionar ya es predeterminada y no sabemos elegir conscientemente nuestras palabras para describir nuestras emociones. Cuando experimentamos emociones que nos angustian, inconscientemente recurrimos a nuestro vocabulario habitual. Las palabras que adjuntamos a nuestra experiencia se convierten en nuestra experiencia. Las palabras tienen un efecto bioquímico en el cuerpo. En el momento en que usas una frase como “estoy destrozada por esta noticia”, va a producir un efecto bioquímico muy diferente que si dice “Estoy decepcionada por esta noticia”.

No es difícil ver el impacto del lenguaje cuando observamos cómo nos sentimos cuando otras personas nos hablan. Por ejemplo, si alguien te dijera: “Creo que estás equivocada” en lugar de “Creo que estás mintiendo” ¿tendrías una respuesta bioquímica diferente a esa frase?  El mismo proceso exacto ocurre con las palabras que usas para hablarte a ti misma. Cuando aprendes a cambiar tus palabras, cambias tu forma de pensar y cambias tu vida.

3. Ponte a prueba para cambiar tus palabras

En el ejercicio del paso 2, donde escribiste las emociones que sientes habitualmente, identifica las palabras que más reacción provocan en tí, y sustituyelas por otra palabra que genere menos reacción. Por ejemplo puedes modificar angustia por desconcentrada. La angustia puede surgir porque te estás imaginando escenarios catastróficos del futuro, por lo que no estás concentrada en el momento presente. Otro ejemplo de emoción que pudiste haber puesta en tu lista es furiosa, se puede modificar con la palabra molesta. La intensidad de ambas palabras es diferente.

Al principio puede ser muy difícil romper con el patrón de comportamiento, estamos tan acostumbrados a reaccionar sin ser conscientes que las palabras que nos decimos producen ese efecto en nuestro estado de ánimo. Sigue esforzándote para cambiar tus palabras porque al final valdrá la pena el esfuerzo.

4. Cambia tus patrones emocionales a largo plazo

¿Podría realmente ser tan fácil? Con solo cambiar las palabras que habitualmente usamos para describir nuestras emociones, ¿podríamos cambiar nuestros sentimientos y la calidad de nuestras vidas? Con toda seguridad te puedo decir que sí, sí es factible modificar las emociones cambiando nuestras palabras.

Esto no quiere decir que no habrá momentos en los que te sientas enojada, pero ¿no sería bueno que fuera una elección consciente en lugar de una reacción negativa habitual? Podemos ser proactivos en la elección de nuestras emociones.

Si se preguntas cómo cambiar tus palabras y cambiar tu vida de la manera más fácil posible, comienza con una palabra. Reemplaza una palabra que cambiará la forma en que experimentas algo “negativo”.  Cambiar tu forma de pensar es la clave para dar forma a tus decisiones, acciones y vida. Así es como creas una elección en lugar de una reacción habitual.

El cambiar tu vocabulario te da el poder de transformar tus experiencias en la vida al reducir la intensidad de las emociones negativas hasta el punto en que ya no te controlan. También se puede usar para tomar experiencias positivas y aumentarlas a niveles aún mayores de satisfacción.

¿Qué tan extraordinaria será tu vida cuando reduzcas constantemente la intensidad de las emociones negativas e intensifiques las positivas?  Cuando cambias tus palabras, cambias tu forma de pensar . Comienza a crear hábitos que te permitan alcanzar un estado más positivo y alegre.

¡DDC y toma el control de lo que dices y sientes!

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